Randomness 01
Se encontraban reunidos 6 jóvenes de entre 16 – 21 años.
Bebiendo y disfrutando de una tarde libre. Estaban descalzos
y algunos sin camisetas. Presumiendo los resultados de su inversión en el
gimnasio, aun cuando la mayoría eran simplemente huesos y piel.
El más joven de ellos, era de cabellos rubios y ondulados
que caían hasta la cintura. Alardeaba con sus amigos sobre las drogas que había
probado y se vanagloriaba de ser una persona sin inhibiciones.
Coqueteaba con sus amigos como retándolos, pero el alcohol
aún no había hecho efecto suficiente.
De este grupo resaltaba uno que vestía completamente de
negro y se encontraba absorto en una lectura.
El más joven se acercó para arrebatarle el libro y tentarlo
un poco. Burlándose del doncel de negro, al preferir los textos a la
experiencia.
-
Qué lío leer esto. Desperdicias tiempo, ya
deberías al menos conocer mejores placeres. Si te da miedo no saber ni siquiera
besar. Eso tiene arreglo, yo te enseño.
Robo un beso al intelectual, con burla y cierto desprecio,
pues exhalo dentro de su boca una bocanada de humo que sabía a Cannabis.
Todos los del grupo aplaudieron entusiasmados. Incluso aquel
del beso robado, río un poco.
-
Eres un imbécil – dijo limpiando la saliva de
sus labios en un tono cariñoso. Ni siquiera tienes idea de lo que leo. Tomo el
libro y lo lanzó hacía sus compañeros.
Quienes no entendieron, en un principio, cuál era la fascinación
por el libro. Tras haberlo ojeado un poco, dieron cuenta de que era un libro de
rituales para invocar espíritus y demonios.
Yo contemplaba invisible esta escena. No tanto interesada en
la charla que sostenían, sino disfrutando la camaradería que proyectaban los jóvenes.
Sentía que me expandía dentro de toda la habitación,
absorbiendo parte de las experiencias de cada uno. La alegría embrutecida, la
hermandad entre ellos, la libertad, la juventud y la despreocupación.
Me parecía escuchar como el más joven exponía los diversos
estados de conciencia que había podido alcanzar con el consumo de algunos
estupefacientes.
-
Hay algo mucho más intenso que eso. No lo puedes
comparar- respondió el de negro.
-
¿Quieres sentir algo realmente interesante? Nada
se compara a la sensación de ceder tu cuerpo a una entidad incorpórea. ¿Quieres
probar?
El más joven al escucharlo titubeo en su respuesta, pero
ante las porras de los demás se envalentono para probar.
Hubo algunos movimientos y rituales que fueron demasiado
fugaces para que alcanzara a comprenderlos.
Solo recuerdo las últimas palabras del chico de negro:
“Es como si de pronto murieras”.
Y de pronto en el despierto soy arrastrada a gran velocidad
por acción de la alarma.
Mi cuerpo no responde, es pesado, siento que no descansé en
lo absoluto, de mis brazos siento como de manera pesada se reactiva la
circulación. Imposible despertar de esta manera. Necesito cuando menos unos 15
minutos para recuperarme de tan abrupto regreso.
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