La sed ha disminuido considerablemente, a penas algunos
atisbos que se acallan en el lapso de unos días. ¿A qué se debe esto?
Probablemente al equilibrio que comienza a encontrar su punto dentro de este
lugar. Tal vez mi propio equilibrio, no lo sé. Lo único que sé es que no ha
habido ninguna energía externa que apague esta sensación, se ha extinguido
haciendo nada.
Solo sé que en ocasiones me alejo, regreso, siendo así que
en estos días he regresado. Ha sido por ahora un regreso tranquilo y agradable.
Durante esta semana me he estado deleitando dentro de la
magnificencia del lugar de los despiertos. Que hermosos cielos nos ha regalado,
de cobre, de oro fundido. De fuego, neblina y polvo cósmico. Son verdaderamente
paisajes mágicos. Todo el ambiente rebosa en actividad de elementales, los
cuales no se pueden percibir con los sentidos materiales.
Estaba nuevamente en Oniros. Contemplando en la inmensidad,
rondando muy cerca de los lugares que en el despierto han sido importantes,
pero que dentro de Oniros lucen diferentes y llevan a lugares extraños.
Como es mi costumbre me encontraba mirando el cielo,
tratando de buscar el origen de la luz que todo ilumina pero nace de la
nada. Cielo gris, sin nubes, sin
sombras.
Recorría con la vista los lugares conocidos. Me encontraba
en un punto que hace unos años en el despierto, se reunieron Tierra, Agua y
Viento inquietos. Como ya no estaban allí el lugar era tan cotidiano como
siempre, incluso un poco seco, un poco estéril.
Más allá podía ver un centro comercial, que igualmente en
otros días en Oniros he frecuentado. Como todo me era familiar, estaba tratando
de hacer un mapa mental de mis experiencias anteriores. Más allá de ese centro
comercial se puede llegar hasta un gran bosque, donde hay varias casas lujosas.
Recordé el día en el que había ido interesada en una de estas viviendas (aun
puedo recordar sus detalles) en la que encontré varios estanques artificiales
integrados a la arquitectura del lugar.
Siguiendo hacia el occidente del paisaje, el bosque se vuelve
menos frondoso y lleva hasta un acogedor restaurante de madera y otros negocios
que se pierden entre follaje. Más adelante los bosques se pierden para dar paso
a una carretera que lleva hasta otro edificio en forma de torre, y que al menos
durante mis vistas ofrece los mismos entretenimientos de los centros
comerciales.
Se acercó alguien a mí, no quise mirarlo, estaba disfrutando
mucho de esta contemplación, de este mapa mental para recordar en futuras ocasiones.
-
¿Sabes que aquella plaza que se ve de frente, ya
no es tal? Ha quedado abandonada.
Tire el comentario por la borda, esta noche no tenía
intenciones de ir hacía allá.
Decidí regresar a casa, pero no había nadie, es decir
encontré a mis amados pero ya se retiraban a resolver sus pendientes.
-
¿Quieres venir?- me preguntó uno de ellos.
-
No, voy a ir a dibujar algunas cosas, solo vine
por mis instrumentos. Los veré cuando despierte.
Tome un cuaderno de dibujo y
algunas minas. Sabía que no tenía estos materiales en el despierto así que
contemplé unos instantes la libreta, que era muy bonita, con pastas verde
obscuro, grabados dorados y amarrada con un listón igualmente dorado.
Volví al paisaje, y nuevamente la
misma persona se acercó.
-
Estas tratando de recordar los cielos de los
despiertos. ¿Verdad?
Por fin me decidí a prestarle
atención, era un hombre no sé si joven o viejo, aunque me daba la impresión de
un adulto joven. Gordo, panzón de cabello negro y piel obscura. Llevaba una
playera azul marino con un dibujo que no pude interpretar y unas mezclillas negras
algo desgastadas.
-
Los cielos de los despiertos han sido muy
hermosos en estos días, sus cielos han estado impregnados de magia.
-
¿Recuerdas que te comentaba sobre que aquel
edificio ya no es el mismo? –no respondí – Allí ahora se reúnen varios jóvenes
a dedicarse a varias actividades. ¿No te gustaría ir? – seguí sin contestar,
porque tenía ganas de estar sola.
-
Mira te voy a enseñar algo-
Saco de ninguna parte, una hoja de dibujo, en la que había
descritos tres árboles dibujados a lápiz. – Les estoy enseñando a mis alumnos
una técnica de dibujo bastante divertida, dime que vez aquí-
Los tres árboles eran prácticamente igual. El primer árbol
era solamente una silueta blanca sobre un esfuminado gris, se veía una Luna del
lado izquierdo. El segundo árbol era exactamente igual, solo que se veían unos
tenues trazos en su interior y la Luna está detrás del árbol en lugar de a su
izquierda. El último árbol era igual al segundo pero con las líneas más
remarcadas con la Luna a la derecha.
-
Veo una Luna que se mueve sobre el mismo árbol.
-
Es más que eso, si me acompañas allá te enseño y
puedes dibujar si quieres.
No teniendo mejor que hacer fui al lugar, a fin también, de
comprobar que el lugar estaba abandonado. Lo cual comprobé era verdad.
Todo estaba abandonado, y había algunos niños y jóvenes en
actividades de dibujo, patineta, charlando. Me senté en lo que habría sido un
lugar de fast food, junto a una de esas maquinitas para ganar peluches. La máquina estaba rota, tenía peluches e
incluso dinero, pero nadie se había llevado nada.
Nuevamente se acerca diciendo – ¿No quieres intentar la
técnica que les enseño?
Me lleva hasta un niño que estaba haciendo trazos.
-
Es muy sencillo, lo que no pudiste ver en los
tres árboles son las criaturas escondidas que tiene. Esto es porque le pido a
mis alumnos que dibujen algo que les guste, que les de miedo, cualquier cosa
que tenga un significado importante para ellos, ya sea positivo o negativo pero
que tenga un fuerte impacto. Cuando lo dibujan, les pido que tracen alrededor del
dibujo siluetas para empezar a crear un árbol. El árbol ocultará eso que es
importante y así cada uno de ellos es poseedor único de ese secreto. ¿Por qué
no intentas dibujar un árbol? Es divertido.
Volví a mirar el dibujo de los tres árboles pero yo no veía
nada oculto en ellos, eran demasiado transparentes.
Me acerqué hasta donde estaban los niños para ver que
dibujaban y en efecto seguían las instrucciones que me había dado. Algunos
dibujaron personajes de caricaturas, otros a una mascota, a su familia y así.
Cuando terminaban comenzaban a desaparecerla dentro de un árbol.
Me dieron ganas de abandonarme a esa actividad, pero quería
un lugar privado y alejado. Subí por las escaleras de seguridad del, ahora,
abandonado edificio.
Algo que me llamó la atención es que el primer piso tenía
por nombre 1900, y había un poster de algo que no entendí. El segundo piso se
llamaba 1910, nuevamente tenía un afiche raro. 1920, 1930… y entonces comprendí
que los afiches hacían referencia a grandes exponentes dentro de la música
popular. Quise comprobarlo por lo que al subir al piso 1950 según lo que sabía
debía de encontrar a Elvis Prestley, pero no fue así, este apareció hasta 1960,
de los 70´s no reconocí a nadie. Ya no quise subir más. El piso 1970 tenía el
ambiente más apropiado para abandonarme a mi dibujo.
Me instalé en una habitación donde había un colchón sucio
con una ventana abierta que daba al exterior y en cuyo balcón había algunas
plantas.
No tenía ganas de dibujar cosas ocultas, pero si tenía ganas
de hacer un árbol. Quería un árbol con muchas raíces y ramas que se extendieran
por muchas partes.
Comencé a perderme en este dibujo a blanco y negro. Cuando
casi terminé me concentré en una raíz que se alzaba un poco más arriba del
resto. Pase dos dedos acariciándola y aparecieron sobre ella, pequeñas hojas de
origami como follaje.
-
Estas hojas, no van con el concepto de mi árbol,
son muy coloridas y algo caricaturescas.- Las sople y barrí del dibujo, me puse
a trazar follaje a lápiz, pero tenía curiosidad de saber si al pasar nuevamente
mis dedos el follaje de origami se recrearía.
En efecto así fue, se
volvieron a hacer las mismas hojas. No quise avanzar más en el dibujo. Quise
recorrerlo.
Hubo un punto que me llamó la atención porque las raíces
formaban un claro, me pareció que era un buen lugar para un lago o un charco.
Di un toque con mi dedo y el dibujo reverbero como si fuera agua, dos
pececillos de origami asomaron sus narices para ver que ocasionaba las olas.
-
Esto es muy raro, los peces tampoco van con el dibujo,
y además no sabía que se podía crear de esta manera. Probemos con otra cosa-
Me puse a pensar que otras criaturas vivirían en este árbol.
Así que se me ocurrió poner unos pajarillos. Puse mis dedos sobre un punto
arriba del charco, tocando tres veces.
Dos pajarillos de origami se formaron y comenzaron a volar.
-
Necesitamos uno más de nosotros. Crea una más
por favor- me dijeron mientras revoloteaban.
-
No tengo deseos de uno más – respondí
-
Necesitamos que hagas uno más, es indiscutible
que haya un tercero.
Accedí de mala gana, y de mala gana toque nuevamente tres
veces. De lo que nació un pajarillo azul de origami. Como mi intención había
sido diferente. El pajarillo que se origino tenía defectos en sus alas y volaba
con dificultad. Me dio pena verlo así.
-
Pajarillo azul. ¿Estas triste porque te haya
traído con defectos?¿Sufres por qué te traje? – luego dirigiéndome a sus
hermanos - ¿Ustedes no sienten pena de ver así a su hermano?-
Los pajarillos se juntaron y con sus bailes y movimientos
expresaron:
-
No podemos estar más contentos de la situación
actual. Porque era necesario que hubiera tres de nosotros, independientemente
de las condiciones en las que pudiéramos haber venido. Estamos plenamente
agradecidos que las cosas sean como deben ser.
Después de eso deje el dibujo. Se volvió a acercar el hombre
para ver que había hecho.
-
Ya me tengo que ir-
-
Déjame acompañarte-
Mientras caminábamos, para tomar un transporte, le dije:
-
No sentí ningún deseo de ocultar nada en los
árboles, así que no vas a encontrar nada en ese dibujo.- él sonrió de manera
tranquila, pero algo decepcionado la jugarreta no le había salido del todo
bien.
-
Lo que yo pretendía era robarte lo que
encerrarás en el árbol. Eso es a lo que me dedico a robar cosas ocultas. En fin
que el dibujo es muy bello de todas formas.
Nos despedimos y caí en un estado
de ensueño. Para despertar con preguntas más consientes sobre lo que esto
significaría.
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