lunes, 6 de febrero de 2017

TRANCA RUAS


Ha sido un tiempo y entre las actividades del despierto y la inestabilidad y cambios presentes. Se han dejado varios textos.

Entre lo que cabría destacar es que ahora he visitado un lugar, donde el mercado no se parece a los tianguis de carpas rojas que suelo visitar. Este nuevo lugar de reunión está a las afueras de un pueblo desértico con una rústica catedral de color arena.



En este lugar se pueden encontrar varios cuarzos y piedras de rituales al igual que canalizadores con diseños variados. La estancia aquí siempre es mucho más tranquila.






Por otro lado el tianguis de las carpas rojas, donde alguna vez se rumoro que había una criatura de cementerio enterrada. Reveló su triste fraude al desenterrar una pintura descolorida que no infundía ningún respeto ni autoridad. Por lo que no he vuelto a visitar el lugar por ahora.



Sin embargo la cotidianeidad de los mundos no ha impedido que se cuenten algunas historias. Que si bien no aportan nada relevante deseo guardar registro.

La tarde es cálida y tranquila, un ángel vestido de humano camina tranquilo al lado de un familiar. Increíblemente se aprecia un cielo y un sol. Con que gusto el ángel extiende su ser para saborear la creación, delata su naturaleza infantil aunque su vestido sea ya viejo.
Cerca de unos comercios, se levanta una nueva construcción. * Curioso el material color arena, semeja mucho el de la catedral del pueblo desierto… ahora caigo en cuenta de que se trata de adobe*



No parece tratarse de un templo o de algún comercio, simplemente una vivienda. Se escuchan a los trabajadores, suena como si estuvieran tomando un descanso pues hay risas y tranquilidad. El interior huele a tierra húmeda.

La pareja decide adentrarse a revisar el lugar. No hay pisos, ni acabados toda la construcción es de barro. Adentrándose más y más, se dan cuenta de que el lugar, es mucho más amplio de lo que parece en un principio, quedando perdidos.

Cansados llegan hasta una habitación que por el aroma y aspecto pareciera tratarse de una letrina. Las paredes y pisos están llenos de excrecencias.



Repugnados ante la vista corren tratando de regresar sus pasos, pero no hay salida. Él ángel preocupado por su acompañante toma fuerza para encontrar la salida del lugar, al hacerlo revela su propia naturaleza al depredador que mora allí.

Agotados el par sale nuevamente al exterior. Él ángel observa a su protegida, quedo impregnada de la corrupción del lugar, pero solo de manera temporal todo estaría bien.

¿Pero quién podría morar allí, y en un lugar que es tranquilo y apacible en su exterior?

Mirando alrededor, solo se distingue a los trabajadores de partiendo y disfrutando de sus alimentos. Conviven en tranquilidad como si ignorarán por completo la existencia de aquel lugar corruptor en las entrañas de su obra.

Todos parecen personas cotidianas, todos menos uno. Un hombre alto y delgado de piel morena y facciones africanas. Sus ropas son humildes al igual que la de los trabajadores, pero a diferencia de ellos no hay mancha alguna de los trabajos de la obra, es completamente limpia. Su mirada se levanta de entre todos, es tranquila y serena como si dominará todo.

¿Quién es él?



Es un demonio conocido por el ángel bajo otras circunstancias. Un cazador de luz y corruptor de la tranquilidad y la libertad. Anteriormente se habría presentado ante él, como un hombre de similares facciones pero vestido muy elegantemente, al estilo de los gangsters de los años 20´s del siglo XX. Presentándose a sí mismo como un brujo más que como un demonio. Probablemente humano en u principio su alma haya mutado y transformado a lo largo de muchas vidas hasta llegar a ser quien es ahora.



Es inútil correr de lo que es inmortal, por lo que él ángel decide antes que nada purificar a su acompañante, no debe haber más personas involucradas con tales personajes. Así mismo se asegura de enviar a un lugar seguro a su familiar. Parte después en dirección opuesta, para distraer a ese hombre.

El hechicero comienza a caminar algunos metros detrás del ángel, aun bajo el aspecto de aquel trabajador de ropas tan pulcras. Su paso es relajado, despreocupado. No hay prisa por tener aquello que ha caído en su red. Probablemente quizá no haya mayor interés que el de revisar lo atrapado para evaluar si vale la pena la molestia.

Su presa se inquieta buscando semejantes para resguardarse. Encuentra a otro ángel que ha visitado también aquel lugar, vestido de humano. Se reconocen al instante, pero la respuesta no es favorecedora:

Hay varios de nosotros caminando en este mundo, en las imágenes humanas que aprecias. Bajo estas formas solo debemos observar, te has dejado tentar por proteger a una persona. Es algo muy loable, pero no romperemos las reglas para auxiliarte, simplemente observaremos y aprenderemos de ti.



Camina más aprisa, pero el hombre se ha desesperado. Toma a aquella mujer de edad madura y kilos de más por el cuello, azotándola en una pared contigua.
El cuerpo de la mujer cae inconsciente en el piso. Siento un poco de tristeza al mirarla así, con esos pantalones fiusha apretados y la blusa de flores… ¿Habría ido con su madre hacer a comprar víveres en el mercado cercano?...

El hombre ahora sujeta por el cuello a una persona de aspecto completamente diferente. Parece tratarse de un infante de no más de 11 años de edad, su piel es de mármol con rizos de sol. Extiende sus alas para defenderse del ataque.


Con la mano libre, el hombre tomo una de las alas y comenzó a jalarla como intentando a jalarla.

“En este momento no hay nada que puedas hacer, si es mi deseo las cosas terminan aquí” – dijo mientras acerco sus labios al cuello del infante. Un listón negro enrollado a lo largo de su cuello protegía su piel, pero eso no fue impedimento para que aquel ser comenzará a drenar la energía de su presa.

“Si me aceptas, nada te faltará y serás mi protegido… Es a ti a quien prometo no corromper, si te quedas siempre a mi lado…”

El ángel estaba bastante débil, pero si hubiera tenido la fuerza para responder le habría rechazado. Lo cual causó enorme gracia a su captor. Este lo soltó.

“Cómo te atreves siquiera a rechazarme. Yo he estado aquí desde que la humanidad residía en Egipto, he sido adorado de muchas maneras a lo largo de los tiempos y tú... a ti te han olvidado. Aun cuando trates de encausar a estos seres, ellos siempre prefieren escucharme a mí…”

Que sea como tú quieras, siempre puedo llegar hasta a ti y usarte como me venga en gana… retírate.

El ángel permaneció inclinado sujetando el ala lastimada sin responder palabras, pero yo sabía que se encontraba llorando. Pues era cierto que la humanidad no lo recordaba ni lo escuchaba… se sentía solo y abandonado… pero a pesar de la tristeza y del olvido de las mentes, era mejor ser libre.