viernes, 24 de junio de 2016

Johnny Brewer

Johnny Brewer




En estos días he estado visitando un vecindario cuya particularidad consiste en edificios cuyos accesos (elevador/ escaleras) se caracterizan por ser extremadamente angostos.

En un elevador caben un máximo de tres personas y por las escaleras solo puede subir una persona a la vez, sin embargo los techos tienden a ser muy altos.

Por lo demás los departamentos son regulares salvo por alguna habitación que guarda estas extrañas proporciones con la escaleras y elevadores.


Nada relevante había pasado, simplemente visita a estos lugares, estar observando.
Hoy me encontré con personas que decían conocerme, eran muy similares a las que conozco en el mundo despierto, casi estoy segura que estas personas corresponderían a la del otro mundo.

- Oye nos gustaría organizar una salida. Quisiéramos saber si gustarías acompañarnos- dijo

- ¿Acompañarlos?- pensé, mientras se dibujaba una sonrisa sarcástica en mi rostro. –Incluso en este lado mi vida social había tomado, también, un giro interesante. Pensé en rehusar la invitación… pero qué más da… estoy en el lado de los que duermes. ¿Podría acaso estas salidas agotarme?

- Sí claro. ¿Qué lugar tienen en mente?- conteste finalmente, de manera casual, como si estuviera despierta, pero era más que consciente de que estaba dormida.

- Cómo hemos sabido que no te han gustado del todo los otros lugares. He sugerido uno que estoy segura será muy de tu agrado. Tal vez lo hayas escuchado. Se llama Johnny Brewer. Se encuentra más allá de aquel cerro.

El cerro que señalo, es aquel que siguiendo debería llevar a la casa del millonario, desviándose hacía el lado opuesto a lo que sería un pueblo.  Comencé a pensar que los lugares comenzaban a tener coherencia en lo que a su geografía refiere con sueños anteriores.


- ¿No te gustaría? –dijo con algo de preocupación. Me había perdido en mis pensamientos y me había olvidado de contestar.

- No conozco el lugar. Pero de todas formas iré. ¿Por qué has escogido este lugar?

- Es un lugar que tiene una ambientación medieval. Los meseros y el staff van vestidos de la época. El lugar tiene una iluminación baja y cálida. Cada noche hay una banda de power metal o metal medieval. Así que creo que podría interesarte y todos podríamos pasar un buen rato.

 



¿Power Metal / Metal Medieval? De dónde habrán sacado esas ideas. Igual se agradece la consideración. Pero me llamó la atención la manera en que pronunció que todos pasaríamos un buen rato. Me quedé pensando en el nombre del local “Johnny Brewer”. Sobre todo me llamaba la atención la palabra “Brewer” si mi lógica no fallaba esa palabra tendría que ver con cerveza. ¡Claro! Todos contentos.

- ¿Es un bar de cervezas?- pregunté. Ella se sonrojo y río un poco. 

- No tengo problema. Creo que será divertido.

Me dio las indicaciones para llegar al lugar. Tendría que pasar por un compañero ya que no tenía medio de transporte.

Conduje en mi auto blanco. Aunque tiene formas diferentes siempre es blanco. A veces me pregunto si no será el recuerdo de un auto que teníamos en la familia en el mundo despierto. Pero lo que sí sé es que me hace sentir muy segura y protegida. No importa el camino, no importa perderse allí esta como un compañero.





Llegué por el camino opuesto a la casa del millonario, hasta un pueblo lleno de casas de adobe amarillo, con mucha vegetación. Tuve que detener el vehículo en una calle cerrada que terminaba en círculo, en cuyo centro había un manantial de piedra rodeado de buganvilias.

Esperándome se encontraba mi compañero. Sentado escuchando música tropical en una vieja radio.


- Desde aquí el camino es a pie. Lamento no haberte avisado antes. No queríamos que eso te desanimara, en realidad como puedes ver no necesité ningún transporte para llegar. Y para ir a donde vamos tu auto es obsoleto. Será mejor que lo dejes parqueado en el estacionamiento del banco abandonado que está aquí en frente. No te preocupes no pasará nada. Pero dudo que tu coche quepa en ese espacio tan pequeño.

Ni siquiera lo pensé, apenas giré mi vista para ubicar el banco se encontraba allí estacionada una hermosa motocicleta blanca, con la misma esencia que mi vehículo emanando un “Ve tranquila, todo está en orden”.



La calle que en un principio parecía estar cerrada se abrió.

Caminamos por la calle que estaba rodeado de árboles, macetas con especias, flores, las luces eran amarillas y había varios puestos de comida.




Traté de memorizar el camino, el ambiente era agradable e invitaba a la comida. Seguramente Johnny Brewer sería un lugar delicioso.

La calle se fue transformando. Al principio mostraba los locales de comida, pero más adelanta mostraba aulas abiertas.

Cruzamos por un auditorio que estaba dividido por la mitad por la calle, los árboles y plantas igualmente aparecían, pero abandonando la calle, se encontraba uno dentro de un auditorio pulcro, obscuro, impecable. Parecía como si dos realidades se hubieran encimado.



Más adelante había un laboratorio escolar. Mi compañero me guiaba y tan pronto me detuve a pensar en las cosas una mano se asía a la mía, una compañera de la secundaria.
 Fue lo que me pareció, en realidad su rostro no se parecía a ninguna de mis compañeras del Despierto de esa época, pero la sensación era esa. Quizá la representación de toda ellas manifestada en una.

Sonreía, estaba divertida, como si estuviéramos jugando una especie de “coleadas”.
Después llegamos hasta un salón de clases con alumnos. Detuve a mis compañeros.

- Un momento, esta es mi escuela. Es mi preparatoria. ¿Qué tiene que ver esto con ir a Johnny Brewer?-

- Es el camino para llegar, debemos de cruzar todo esto y estaremos allí. Una taberna medieval que te va a encantar, con música metal, cerveza…-

- Sí, sí, eso lo sé. Pero quiero detenerme. Esta solía ser mi escuela, me gustaría observar un poco. Quiero ver que ha cambiado.

Nos detuvimos para observar. No había rostros ni sensaciones conocidas. Era la escuela pero era completamente diferente, nuevos alumnos, nuevos maestros, nuevas filosofías y formas de pensar.

Recorrimos un par de aulas. Nos detuvimos en una donde me pareció reconocer a un profesor de nombre Hipólito, cuyo nombre coincidía con el de un profesor del despierto. La clase refería sobre asuntos fantásticos, mitología, magia entre otras cosas.  – Me agrada este profesor, tiene el espíritu de querer aportar parte de su mundo personal a sus alumnos- pensé.




- En este mundo hay todo tipo de criaturas. Muchas veces no se pueden ver. Están entre nosotros, a veces nos observan, a veces simplemente pasan de largo. Pero en este momento tenemos tres visitantes.-

Tan pronto mencionó esto, los alumnos giraron sus miradas hacia nosotros. Como si no hubieran podido vernos hasta que el profesor hizo la observación.

- Por favor, quédense un momento con nosotros. Nos gustaría aprender de ustedes. Sé que cuando menos hay un vampiro entre ustedes.-

Miré a mi compañera, estaba tranquila no pensaba en nada, miré a mi compañero. Él sonrió mostrando todos sus dientes en una sonrisa perfecta y regular.

- Los colmillos no hacen al vampiro…- y de inmediato sentí dentro de mi boca unos afilados caninos. 

- Es verdad pero calla. – dijo entre risas como autor de aquel inusitado crecimiento dental.

El profesor nos invitó a compartir nuestras experiencias como visitantes en su aula. Los alumnos hacían preguntas de todo tipo pero sobre todo enfocadas en el vampirismo. Dirigieron algunas hacía mí. ¿Pero qué sé yo del tema? Traté de compartir lo que he aprendido en algunos foros del despierto. Pero sinceramente me sentía torpe y preferí dejar hablar a mis compañeros. Pero los alumnos y en especial el maestro parecían estar interesados en mi opinión del tema, como si de los tres fuera yo quien viviera de manera más intensa todo lo que refería al tema.

- ¿Cómo se siente la sed de un vampiro?- preguntaron

- ¿La sed?- porque iban a preguntarme eso a mí que jamás he entendido de que se trata eso. Sobre todo compartiendo puntos de vista con los autodenominados vampiros energéticos/ sanguíneos del despierto las experiencias son bastante opuestas.

- Dicen que es como sentir la necesidad de un tipo muy específico de energía y uno va y busca eso.-

- ¿Es decir que no se sienten débiles en ese estado?-

- Mmmm… creo que no. Solo sienten que les hace falta eso y cuando lo consumen son más fuertes, por el contrario se sienten más ágiles con los sentidos más agudos. Como un depredador que está a punto de iniciar la carrera sobre su presa.-

- No creo que las cosas sean así. Nosotros no queremos saber de lo que has oído, queremos saber de lo que tu sientes- dijo uno de los alumnos.




- Pero ustedes quieren cosas de vampiros y se están empecinando en ponerme esa etiqueta y mi asunto es diferente.-

- Por favor dinos como es. No sabemos cuándo volveremos a tener oportunidad de charlar contigo.-

Medité un momento sobre mi respuesta. Al final no sabía que es lo que querían, pero comencé a sentir vértigo. Tomé asiento y respire, estaba comenzando a sentirme agotada, verdaderamente agotada y débil. – No puede ser, estoy perdiendo energía… siento como sale de mí, no puedo permitirme esta fuga pues me dejará mal en el despierto- Levante la mirada.

Todos y cada uno de los alumnos estaban drenando mi energía, estaban guiados por el profesor quien drenaba de manera más ávida.

- La sed… se siente como debilidad, como falta de fuerza, como si la vida se escapara y estuviera uno luchando por aferrarse a ella… -

- ¡Corre!- grito mi compañero mientras me jalaba del brazo para sacarme del lugar.

- ¡Corre! Regresa pronto de dónde vienes ya no debes estar aquí.-

Fui tropezando, mis piernas se sentían de chicle, me sentía pesada pero iba regresando por donde vine. Los locales de comida estaban ya vacíos, las calles ya no brillaban con la calidez anterior.

Llegué hasta donde había dejado la motocicleta. La motocicleta se encontraba en el interior del banco abandonado…

Busque un tabique, una piedra, algo para romper el cristal y poder escapar en ella.
Encontré un palo de madera y rompí el cristal. Al romper el cristal todo se rompió en mil pedazos. Era como una escenografía que se quebraba para revelar la verdadera naturaleza del lugar.

Estaba dentro de mi habitación, de la casa “Encantada” que habite hace mucho tiempo en el Despierto. Era igual que como cuando viví en ella. Estaba consciente que su aspecto en el despierto sería muy diferente al de antaño. Pero se mostraba ante mi tal cual, con sus paredes blancas y su alfombra azul rey. En el baño sonaba el agua cayendo. Alguien había dejado la regadera abierta.



Aquel baño nunca fue utilizado, durante mi estancia en ese lugar. Ocasionalmente solía abrir la regadera para que circulara el agua o para lavar el baño. Pero nunca me agrado la manera en que caía el agua allí.

A pesar de estar muy cansada no podía evitar pensar en esa agua. Así que hice acopio de fuerzas para cerrarla. Al llegar al lugar, encontré la motocicleta blanca mojándose bajo la regadera. Cerré la llave y se seguía escuchando el sonido del agua solo que ahora parecía tratarse de oleaje. Entre dentro del espacio de la regadera y la pared del baño se desvaneció para mostrar lo que parecía ser un gran mar gris algo picado.


Me quedé a contemplar el agua para tratar de entender su significado. Solo venían a mi mente malas noticias en el despierto, energía pesada y densa.

Debo regresar ya. Aunque no estoy lista. “Desperté” poco antes de que sonara la alarma. Mi cuerpo agotado, yo agotada. La jornada pintaría difícil por la falta de energía.

Pero conforme fue avanzando la mañana me empecé  a sentirme revitalizada, como si el mundo de los despiertos me ofreciera el descanso y regeneración que no pude conseguir en el dormido.

Aun así la recuperación no fue absoluta y a la noche siguiente no pude abandonarme al onírico. Pues sentía que en el despierto había alguien robando mí aliento, alguien que no tiene cuerpo. Lo cual me despertó en dos ocasiones.

Trate de no pensar en ello y concentrarme en descansar.

Actualización:
Semanas después un grupo similar en número se acercó a mí para invitarme a beber de ellos. De sus bocas emanaba humo negro que revitalizaba mi flujo energético. Algo que solo duró un par de días. No deseo más que mencionar este dato.